La Palabra

Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Deuteronomio 6: 6-7

El Evangelio está sufriendo hoy día. Muchas personas se alejan y ya no encuentran relevante el evangelio porque han dejado de hacer algo muy necesario, estudiar la Palabra de Dios. La Biblia es una fuente de inspiración, consolación, ánimo, fortaleza, esperanza, sabiduría y otras tantas cosas. Sin embargo vemos a la gente leyendo libros (lo cual es bueno), escuchando canciones, escuchando predicadores y sustituyen el leer la Biblia por esas actividades. 

La razón por la cual Dios mandó a su pueblo a estudiar y repetir las enseñanzas de la Biblia es porque esa era la forma en que se iban a mantener firmes antes los ataques del enemigo y de las influencias de las nacioens vecinas. Lamentáblemente vemos que el pueblo de Israel no siguió la instrucción de estudiar constatntemente la Palabra y terminaron comportándose como las naciones vecinas.

Si hoy día vemos un alejamiento de las buenas constumbres y enseñanzas de la Palabra de Dios es porque hemos hecho como Israel. Hemos abandonado el estudio constante de la Biblia. Estamos enfermos y no queremos tomarnos la medicina. Estamos deprimidos y no queremos ver al Consejero que inspiró la Biblia. Estamos confundidos y no abrimos El Mapa. Estamos sedientos y no tomamos el agua de vida.

Pero lo peor de todo esto es que no le estamos enseñando a nuestros hijos. Si no enseñamos a nuestros hijos lo correcto se perderán Buscarán otras cosas, se alejarán de Dios, vivirán vidas contrarias a la Palabra y lo peor de todo es que nosotros tendremos la culpa por descuidar su enseñanza.

La Biblia es un faro en medio de la oscuridad. Síguelo para que llegues a puerto seguro. Hay gente que dice que quiere escuchar la voz de Dios pero no abren su Biblia para nada.

Lee la Biblia. Estúdiala, Aplícala para que veas como tu vida cambiará. Eso es de seguro.