domingo, 20 de febrero de 2011

Si no cambio otro, cambio yo

Si queremos cambiar al mundo, tenemos que empezar por cambiar nosotros.

Los discípulos de Cristo creían que como Rey él venía a transformar su sistema político y económico, mas se dieron con la sorpresa de que el reino de Cristo es uno que transformaba el corazón. Através de la llenura y de la dirección del Espíritu Santo lo entendieron y se dieron cuenta de que Dios le había dado un tesoro puesto en vasos de barro. De esta manera expresa 2Corintios 4:7: "Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros." Así entendieron el poder transformador del Evangelio que Dios le había confiado.

Ese es el Evangelio que te presento, pero no tendrá efecto en ti si no lo recibes. Si deseas un cambio en tu vida y en tu corazón, recibe a Cristo como tu Señor y Salvador y el Espíritu Santo hará morada en ti. Verás la diferencia en tus actitudes, tus pensamientos y tu alma una vez permitas que Dios comience a realizar su propósito en tu vida.

Si aceptas esta invitación solo tienes que cerrar tus ojos y orar de la siguiente manera: Dios, perdóname por mis pecados, reconozco que he sido pecador y que decidí vivir sin tu presencia y tu dirección. Ahora quiero recibir a Cristo como mi Señor y Salvador y permitir que tú dirijas mi vida, que me enseñes a hacer tu voluntad y que cambies mi mente y mi corazón para que te sean agradables. En el nombre de Jesucristo, Amén.

Si has realizado esta oración te pido que me escribas a marilen77@gmail.com para continuar orando por ti.

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