viernes, 25 de febrero de 2011

Parte I: Un hijo rebelde en la familia de hoy

En las últimas entradas hemos examinado la familia de hoy desde la perspectiva de la historia de Caín y Abel y luego nos acercamos a la historia de José y sus hermanos. Le invitamos a que reflexione en las entradas anteriores antes de leer la siguiente.


DESDE LA PERSPECTIVA DEL HIJO REBELDE:
Lucas 15: 11-14 presenta la historia de un hijo, en este caso menor, que fue rebelde al consejo y a la educación provista por su padre. Pero las historias anteriores nos han revelado que las conductas están determinadas por lo que tenemos en el corazón guardado. Proverbios 23:7 explica: "Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él."

Por lo tanto, se hace necesario preguntarse, ¿qué había en el corazón de este hijo para que tomara dicha determinación? Dado que Cristo dijo: "Porque de la abundancia del corazón habla la boca"(Lucas 6:45b) nos acercaremos a las palabras de este joven y a la narración bíblica para determinar la verdadera problemática con el propósito de ser apercibidos y notar si están características estás presentes en nuestros hijos y corregirlas por medio del consejo y la motivación.

"Dame los bienes que me corresponde" Estas palabras dame y corresponde demuestran exigencia. Exigimos cuando no somos humildes, cuando creemos que no los merecemos todo y somos vanidosos y altivos.

"Desperdició sus bienes"
Por lo tanto, este hijo no podía reconocer el esfuerzo y trabajo de su familia para obtener esos bienes. A veces, los hijos no pueden ver más allá quede sus intereses, pues poseen una actitud egoísta, es decir, solo les interesa su bienestar y no lo que los demás padezcan u opinen.

"Viviendo perdidamente" Este hijo hechó por la borda todas las enseñanzas y modelaje de su padre. Pero cuando esto ocurre solo nos queda que dimos lo mejor de nosotros e hicimos nuestra parte. "La necedad está ligada en el corazón del muchacho; más la vara de la corrección la alejará de él" (Proverbios 22:15). Así que como padres no nos cansemos de educar y corregir a nuestros hijos aunque el consejo parezca no ser efectivo.

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