lunes, 21 de febrero de 2011

Parte I: El corazón de Caín en la familia de hoy

La degeneración de valores en la primera familia sobre la tierra se hace notar desde Caín, el que todos conocemos con el título del primer asesino. Pero, ¿qué provocó que Caín matara a su hermano Abel? Si leemos la historia en Génesis 4:3-8 sabemos que ambos presentaron una ofrenda a Jehová, pero Dios solo recibió una con agrado, la de Abel. Y ante esto Caín se resintió, puesto que entraron los celos y la envidia a su corazón.

Examinemos qué son celos y qué es envidia. El celo es cuando nos sentimos mal porque la otra persona pone el interés en otra cosa o persona y no en uno. Caín sintió celos de Abel porque pensó que Dios se interesaba más en Abel que en Caín, porque recibió la ofrenda de Abel y no la suya. En cambio, la envidia es la tristeza o pesar por el bien ajeno. Es decir, Caín sintió pesar porque Abel obtuvo lo que él no pudo, la aprobación de Dios.

El estilo de vida de muchas familias se basa en estos dos elementos: los celos y la envidia. De esta manera, los jóvenes tienen conductas peligrosas y negativas porque sienten que no se pone el interés en ellos. Quizás porque los que deberían hacerle sentir amado tienen su tiempo comprometido con el trabajo, los quehaceres, hacerse uñas, ir de tiendas, irse a beber con los amigos, etc.

Por otro lado, muchas familias basan hasta su economía en la envidia. Y por eso vemos casos como tener que ir de tiendas porque el vecino compró algo y yo tengo que tener algo mejor. Incluso se les enseña a los muchachos a que deben llevar a la escuela el mejor bulto, las tenis de marca o la mejor ropa porque mi hija no puede tener menos que los demás. Es triste, pero a veces los mismos padres fomentan el estilo de vida de envidia. Si para ser feliz necesito mirar al lado y compararme, entonces no es verdadera felicidad. Dicen muchos: "mejor muerta que sencilla." Precisamente, esos son los que se quitan la vida cuando no tienen lo que quieren, pierden el trabajo o los deja la pareja.

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