Querer ser como la otra persona y tener lo que el otro tiene mueve a muchos a cometer delitos como asesinato, robo, estafa y mucho más. Hay muchas leyes en contra de estas conductas pero no es hasta que reconocemos lo que lo provoca, lo que guarda el corazón no lo vamos a combatir.
Cristo mismo expresó que el problema radica en el corazón: "El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo"(Lucas 6:45).
Aunque leyes más fuertes se hacen cada vez más necesarias para combatir estos males, también nos enfrentamos a la realidad de que hay que erradicar el mal desde la raíz. Hay dos cosas que podemos hacer.
1) Confrontar a la gente con su necesidad de cambio, el cual solo puede darse através de Dios.
2) Y atender mi propia necesidad, es decir, comenzar a cambiar yo.
Para cambiar al mundo debo comenzar por cambiar yo.
Para mayor comprensión de esta entrada visita la entrada anterior: Parte I El corazón de Caín en la familia de hoy
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